La noticia se conoció hace tan solo unos meses, cuando una profesora de la Universidad de Wellesley, encontró por casualidad documentación sobre una investigación médica de los años 30 sobre las consecuencias de la sífilis.
La documentación, del médico John Cutler que había participado en esa investigación, también hacía referencia a otro estudio realizado en los años 40 por Institutos Nacionales de Salud estadounidense (NIH, por su sigla en inglés), y financiado por el gobierno de los EEUU, donde cerca de 1500 presos de cárceles de Guatemala fueron inoculados en sus genitales con los virus de la Sífilis y la Gonorrea, por supuesto sin su conocimiento.
A estos presos no les proporcionaban ningún tipo de tratamiento y solamente se dedicaban a observar como les iba afectando la enfermedad hasta que morían.